miércoles, 12 de diciembre de 2012


Las misteriosas profecías mayas

¿Apocalipsis o nuevo amanecer?



            A medida que nos acercamos al viernes 21 de diciembre, día en el que los mayas situaron el fin del mundo de un modo ambiguo, la incertidumbre se esparce por toda la tierra. “El mundo de odio y materialismo terminará y con ello el final del miedo. En este día la humanidad se tendrá que decidir entre desaparecer como especie pensante que amenaza con destruir el planeta, o evolucionar hacia la integración armónica con todo el universo”, explican los expertos en la cultura maya.
            Según el experto Alfonso Arellano, de la Universidad Nacional Autónoma de México, el mundo no terminará el 21 de diciembre como auguran los círculos esotéricos, aunque ese día habrá una conjunción planetaria nunca vista por una civilización desarrollada como la nuestra.
            Arellano explica que en esa fecha concluye el actual ciclo cósmico y que las profecías lo único que prevén es que el dios Bolon Yokte bajará del cielo, coincidiendo con la conjunción Marte, Júpiter y Saturno, y “se verá una estrella, pero nada más. El mundo seguirá.”
            Los mayas estudiaron las relaciones con la geometría sagrada y las frecuencias galácticas con medidas precisas. Ellos dedujeron los ciclos de los planetas con una precisión asombrosa; datos que recién hace pocos años pudo comprobar la NASA.

Un amanecer particular

El 21 de diciembre es señalado en el calendario maya como el año del cierre de un ciclo de 26 mil años, tiempo que equivale a un día galáctico. Los mayas sabían que el sol no era el centro del universo y que el espacio era infinito, o por lo menos inabarcable. Un dato para hacerse una idea: el diámetro de nuestra galaxia es de cien mil años luz. ¿Qué pasará el viernes 21? Los mayas no plantean el Apocalipsis, sino que proponen enfocarnos y estar en armonía para esas fechas (21, 22 y 23), más allá de lo que ocurra. Para los mayas era el nacimiento de un nuevo amanecer.
            Pero antes del amanecer, se irá preparando el terreno como un proceso de la humanidad, una energía proveniente de la vibración del universo que hará más espeso lo denso y más delicado lo sutil. Allí es donde está la posibilidad de ir hacia el refinamiento de la conciencia y trascender nuestra actualidad.
            La tierra gira alrededor del sol y el sol gira alrededor de las pléyades y éstas, a su vez, alrededor del centro de la galaxia. Los mayas lo que habían predicho es que los planetas y el centro de la galaxia van a ponerse en línea en esa fecha. Esta apertura hacia el centro de la galaxia durará miles de años y traerá enormes posibilidades de iluminación. Esto lo pensaban pues la tierra ya no estará expuesta solamente al sol, sino que a partir del viernes también lo estará al centro de la galaxia.
            Según algunas interpretaciones, las condiciones cambiarán radicalmente. Puede ser algo maravilloso, pero también lo opuesto: la oscuridad. El cambio, en todo caso, no será de un día para el otro. Los especialistas afirman que la galaxia, como ser vivo, pulsa un latido que produce cada 5.200 años, que emana rayos desde el centro que sincronizan todo el universo. Ese va a ser el efecto concreto, puntual, pero el ser humano va a demorarse en sentirlo. Algunos conservarán el poder, pero esta purificación, tendrá un efecto a largo plazo y muchos quedarán en el camino.

Parece sacado de un noticiero

Las profecías mayas, en muchos casos parecen reflejar el presente. Ellos pronosticaron que una ola de calor aumentará la temperatura del planeta, produciendo cambios climáticos, geológicos y sociales en una magnitud sin precedentes y a una velocidad asombrosa.
El aumento de la temperatura, según la profecía, se daría por la falta de armonía entre el hombre y la naturaleza. A consecuencia de este aumento de temperatura, se derretirían los polos generando inundaciones y desastres en muchas partes del planeta.
Sin embargo no es todo tan negativo. Los mayas auguraron que los sistemas basados en el miedo se transformarán simultáneamente con el planeta y el hombre, para dar paso a una nueva realidad. El hombre depredador desaparecerá. Los sistemas fallarán para enfrentarlo consigo mismo y hacerle ver la necesidad de cambiar la sociedad y evolucionar. 

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